LO QUE subyace detrás de la inteligencia artificial, con sus éxitos rutilantes en los videojuegos, el ajedrez o la fotografía, es que el ser humano es una criatura con un número de combinaciones limitada. Basta con hacer un copia y pega de sus patrones para hacer una versión mejor, porque cada ser humano tiene unos patrones distintos a los de otro ser humano, pero las máquinas son las únicas que consiguen reunir todos ellos y dar una síntesis mucho más completa.
