HASTA QUÉ punto la neurosis etnocéntrica ciega la racionalidad, que hasta se ha celebrado un debate en serio sobre si se le debía dar una medalla de bronce honorífica a la jugadora de bádminton Carolina Marín, que perdió su partido de semifinales después de lesionarse cuando iba ganando. Eso de que tengamos que dar la victoria en el deporte no al que realmente la obtiene, sino al que “se la merece”, que casualmente es una deportista de tu bando, es una ocurrencia que solo puede provenir de un cerebro perjudicado por la roña onfaloscópica. A la petición le veo muy poco recorrido, porque como el COI tenga que dar medallas a todos los que creen que se las merecen, tendría que multiplicar por diez la dotación de metales.
A la regla fundamental del deporte, que establece muchas maneras de lograr la victoria además de la de “por merecimiento”, solo le puedo encontrar una excepción, y es que sea el propio COI el que proponga ese bronce en el caso de que se lo pidan federaciones de otros países, concitándose una unanimidad mundial en torno a un deportista. ¿Pero cuál es la única federación del mundo que ha pedido al COI una medalla honorífica para Carolina Marín? ¡La Federación Española de Bádminton, naturalmente, nosotrismo everywhere!