viernes, 6 de diciembre de 2024

CRISTINA PIÑA & PATRICIA VENTI – Pizarnik


• • • Nació en Avellaneda en 1936. Sus padres eran judíos ucranianos que emigraron a Argentina sobre finales de los años veinte o principios de los años treinta, huyendo de los pogromos. Su apellido es una castellanización de Pozharnik, de "pozhar", que en ruso significa fuego. Argentina ya no era la potencia de principios de siglo (llegó a estar entre los siete países más poderosos del mundo), pero aún seguía siendo un país próspero.

• • • Se llamaba Flora o Flora Alejandra. De pequeña también la llamaron Buma, que en idish significa "flor". Cuando pasó la adolescencia empezó a pedir a todos que la llamaran Alejandra. También pasó por una época donde le gustaba que la llamaran Sasha, diminutivo ruso de Alejandra.

• • • Tenía los ojos verdes y una voz extraordinaria, con una dicción excelente. Escucharla recitar debía ser maravilloso, pero lo hacía solo ante sus más allegados, porque le aterraban los grandes espacios. Hubo veces en los que desapareció cuando la llamaron para recitar.

• • • Desde el primer momento manifiesta una proclividad a ver lo negativo de la vida. Su padre y su madre aparecen en sus diarios retratados como ogros, pero no está nada claro que lo fueran y están muy documentados los esfuerzos que realizaron para que ella continuara con su vida regalada (se proclamaba incapaz de trabajar e incluso de cocinar).

• • • Desde pequeña quería sobresalir y ser célebre. Se hace famosa en las aulas por sus atuendos asimétricos y sus extravagancias. Con el paso de los años, empieza a relacionar sus ganas de celebridad con hacerse escritora.

• • • Pasó su adolescencia obsesionada con su aspecto físico. No estaba gorda, pero sí rellenita, con las piernas fuertes, y eso la obsesionaba tanto que se mataba de hambre para mitigarlo. Ahí comienza su historia con las pastillas, las que compra en la farmacia para adelgazar. Comenzó a llamar a todos los departamentos en que vivió el resto de sus días "La Farmacia", el lugar donde tenía psicofármacos, barbitúricos y anfetaminas.

• • • Se matricula en la carrera de Filosofía, luego en la de Periodismo y luego en la de Letras. No encuentra su lugar, no terminará ninguna. Juan-Jacobo Bajarlía, su profesor de Literatura Moderna en la Escuela de Periodismo, fue el primero que le dejó huella literaria y sentimental y el primero al que enseñó sus poemas.

• • • Rechaza el lesbianismo, pero curiosamente se enamoró y vivió sobre todo con mujeres.

• • • Está influida por el romanticismo, el existencialismo, el malditismo y el surrealismo. Sus dos libros/biblias de cabecera son "De Baudelaire al surrealismo", de Marcel Raymond; y "El alma romántica y el sueño", de Albert Béguin. En sus comienzos es fundamental la influencia del aforista Antonio Porchia, el autor de "Voces".

• • • Cuando hablaba solía recurrir al humor y a los juegos de palabras. Le gustaba mucho decir obscenidades.

• • • Vive en París entre 1960 y 1964. Allí conoció a Simone de Beauvoir y Marguerite Duras. Traduce y escribe poemas en francés donde juega con los sonidos.

• • • Es tal su pasión por los malditos, que relaciona a todos sus escritores favoritos con ese malditismo. Por eso se decepciona cuando conoce a Marguerite Duras y descubre que no es una mujer atormentada sino alegre y feliz.

• • • El único compromiso al que se considera ligada es la literatura. Considera al socialismo como "un nauseabundo convencionalismo".

• • • Se liga a la revista SUR y se codea con toda la crema intelectual de Argentina y parte de la de América Latina, como Octavio Paz, que le prologa un libro. Se hace famosa por sus atuendos desprolijos que crispan a Victoria Ocampo. Se enamora platónicamente primero de Olga Orozco y después de Silvina Ocampo.

• • • En 1965 le dieron el Premio Municipal de poesía por Los trabajos y las noches. Hay un consenso en destacar su calidad como poeta desde el principio.

• • • La muerte de su padre en 1966 es un hecho capital en la vida de Pizarnik. A partir de ahí deja de hablar mal de él.

• • • De muy joven comenzó una terapia con León Ostrov que le sirvió de mucho en su poesía. Más tarde inició otra con el psiquiatra Enrique Pichon-Rivière, que le facilita algunas drogas que no le funcionan muy bien, según el testimonio de la propia Pizarnik. En esa época estaba ya tan mal que un día el psiquiatra se durmió en la consulta y ella le rompió un cuadro de Batlle Planas en la cabeza.

• • • Y si no trabajaba ni ganaba casi dinero con la poesía y su padre joyero había muerto, ¿de qué vivía Alejandra Pizarnik? Pues vivía de su madre, que trabajaba de cuéntenik (vendedora ambulante). Su madre hasta le compraba la comida, le lavaba la ropa, se la planchaba, además de limpiar sus departamentos.

• • • En 1968 consigue ganar algo de dinero porque le dan la beca Guggenheim, pero se lo gasta enseguida en lápices caros, folios de colores, cuadernos raros o pagando las consumiciones de todo el mundo. Viaja a Nueva York pero la ciudad le parece horrible.

• • • Ella se consideraba fea y relacionaba su capacidad poética con esa fealdad, pero debía de ser de un gran magnetismo. Cuando el jovencísimo poeta soviético Evtuchenko o Hans Magnus Enzensberger visitaron Buenos Aires, acabaron “desapareciendo” en la noche de la mano de Pizarnik. Victor Richini: "Cuando conocí a Alejandra, pensé que era realmente fea, pero a medida que la relación se fue ahondando, empecé a verla más linda".

• • • En 1970 trata de suicidarse por primera vez. En 1971 lo intenta por segunda vez, y pasa de junio a noviembre internada. En 1972 lo consigue finalmente ingiriendo 50 pastillas de Seconal, aunque hay allegados, como por ejemplo Olga Orozco, que creen que no se suicidó sino que se equivocó con las pastillas. Una de las biógrafas dice al comienzo del libro que su suicidio no solo era esperado sino "anhelado" por sus más próximos, pues sus sufrimientos habían llegado a un punto de no retorno.

• • • En su lecho de suicida se encuentran estos últimos versos: "No quiero ir/ nada más/ que hasta el fondo".