O SEA, que Pizarnik se pasa sus diarios (el mayor monumento que nos dejó, superiores incluso a su poesía) poniendo a parir a su madre, consecuencia de ese cerebro suyo que solo veía la parte mala de las cosas, pero resulta que su madre era la que trabajaba de vendedora ambulante para poder mantenerla, pues Alejandra se proclamaba "incapaz" para el trabajo e incluso para cocinar. Su madre le fregaba, le planchaba, le compraba la comida y le limpiaba su departamento para que ella pudiera continuar su vida de poeta maldita. Cuando Alejandra se suicida, su madre es la que da las mayores muestras de desesperación, pues había consagrado su vida a ella y tras su muerte "ya no sabía qué hacer".
Pienso en las biografías de Rimbaud, Verlaine, Artaud, Bukowski, Kerouac, Corso o cualquiera al que hayan relacionado alguna vez con la etiqueta de "maldito", y me pregunto si el malditismo no será un sinónimo de caradurismo.