EL RESPLANDOR del texto es lo que nos engancha a Nietzsche, no el mensaje, no las razones o desrrazones, sino esa boa que arde y muerde en toda su obra, tan atrayente que nadie quiere renunciar a ella. Se dice con razón que los nazis intentaron manipular su mensaje, pero no menos que algunos anarquistas (Goldman, Onfray) o pensadores de izquierdas (Deleuze, Foucault). Nos arrastra su torrente, su locuacidad, su fuego: creemos que nos atrae el contenido de Nietzsche pero lo que nos atrae es su actitud de brillante agresión continua.