DE IGUAL forma que algunos tienen un ojo secreto con el que consiguen ver a un Nietzsche de izquierdas, los hay también que intentan el triple salto mortal de conseguir un Borges humanista. Así responde el autor argentino en una entrevista de 1971 publicada en la Revista de Occidente:
En algunos países como Méjico y Perú hubo una cultura indígena y esa cultura puede ser fuente de inspiración, de ella puede crearse una tradición nueva, que no será desde luego exactamente la antigua, pero eso no importa. En cambio, en Argentina ese antecedente no existe. Al norte argentino llegó un poco la influencia incásica, y en cuanto a los indios pampa, no pueden ser motivo de inspiración para nadie porque eran salvajes.Mi abuela, inglesa, que vivió en la frontera y conoció a los indios de la provincia de Buenos Aires y hasta conversó con algunos caciques como Coliqueo, Pincén, Catriel, me contaba que ella podía explicarme la matemática de los indios pampa. Yo dije: ¡caramba!, las matemáticas de los indios pampa, ¿cómo será? Bueno, me dijo, es muy sencilla: uno, dos, tres, cuatro, muchos. Al mismo tiempo no podían estafarlos porque todo se hacía por canje, por lotes, y los lotes eran de cuatro objetos. Luego, se hacía un número indefinido de veces, pero siempre como tope, como límite, el cuatro. Cinco, seis, mil uno era lo mismo, ya estaban perdidos los indios, ¿no? Como usted ve, nosotros no podemos hacer nada basándonos en esa cultura, bueno, en esa incultura, mejor dicho.Lo único que tenían los indios pampa es que eran mejores jinetes que los gauchos. Y cuando estuve en Texas, me dijeron que los comanches eran mejores jinetes que los cow-boys también. Supongo que el indio sería mejor jinete porque había como una afinidad con el animal, ¿no?, por lo mismo que el indio era primitivo.Entre ellos no había domadores, al caballo lo domaban de abajo, como decimos aquí. Se criaba con los indios o sea que había una relación de amistad. En cambio, el gaucho era muy duro con el caballo, usaba espuelas, por ejemplo. El indio, no, el indio montaba en pelo, no usaba espuela y guiaba al caballo hablándole. Además, el animal estaba adiestrado para dejarse montar, no solo por la izquierda sino por la derecha también.Eran muy valientes, pero esa era la única virtud que tenían. Eran gentes de muy escasas entendederas, usted ve, si solo sabían contar hasta cuatro…
Por una parte Borges nos dice que los indígenas argentinos eran tan salvajes que no podían ser motivo de inspiración para nadie, pero por otra nos cuenta que esos indígenas trataban a los caballos de una manera más poética y civilizada que los gauchos: su hiperracismo e hiperclasismo habituales le impiden ver la contradicción.