ANTE EL hecho de que mi admirado André Gide, de lejos el diarista más grande de siempre, fuera pedófilo con niños de diez a doce años y lo defendiera, me quedo sin saber qué decir. Escribe Frédéric Martel en su reseña del diario de Julien Green:
Más allá de sus propias tentaciones, Julien Green utiliza su diario para describir la sexualidad pedófila de Henri de Montherlant (con «pequeños árabes»), la de Klaus Mann a quien le gustan los niños «de diez años» y «de doce años» (p. 586-587) y sobre todo la de André Gide. Aquí el libro se hace insoportable cuando se trata de "niños pequeños" y niños de diez, once, doce o trece años (pág. 135, pág. 194, pág. 239, pág. 584), o incluso de un "joven escolar de dieciséis años" (pág. 134, pág. 453). Se dice que "el inmoral" Gide "manoseó a una joven que estaba en su primer comulgatorio en un vagón del metro delante de un sacerdote" (p. 419). También multiplica las aventuras sexuales con menores en Túnez (p. 595). Una anécdota, extraída de una biografía de Gide, resume estas aventuras: tras haber mantenido relaciones sexuales con una joven tunecina, André Gide le habría dicho: «Acabas de acostarte con un gran escritor. No lo olvides nunca. Me llamo François Mauriac».
Estos crímenes sexuales no necesariamente pasaron desapercibidos, incluso en su momento. En 1933, Gide fue descubierto "manoseando" a "dos niños de diez y doce años" durante una proyección de cine. Según Green, se vio obligado a huir en medio de abucheos del público, antes de tener que abandonar su hotel a toda prisa. Green, ante esta historia, escribe: «Lo que me parece escandaloso en esta aventura es que Gide se haya dejado sorprender; es muy malo para un viejo inmoralista» (p. 584). Al lector de hoy le parecerá bastante escandaloso que Green no condene a Gide por tales actos y solo por haberse dejado atrapar... Algunos dirán que tales prácticas eran comunes en aquella época; En cualquier caso, parecen muy graves para el lector de hoy y corren el riesgo de desacreditar durante mucho tiempo a estos dos defensores y practicantes de la pederastia: André Gide y Julien Green.