...y ya adelanto que estoy más que dispuesta a renunciar a todos mis derechos políticos en favor de una IA que me represente ¿eh? Los robots humanos ya hemos dispuesto de bastante tiempo, algo así como doscientos mil años desde el surgimiento del Homo Sapiens, y en todo lugar y época hemos demostrado que somos incapaces de salir de las patrañas de sexo, género, clase, raza, religión o patria (hasta la antaño izquierda se inventó la “interseccionalidad” para ser de derechas sin que se note), por lo que si delegamos en una IA que no esté viciada de origen como nosotros, que carezca de los prejuicios inherentes a nuestras biografías, podríamos disponer con el máximo de neutralidad de unas soluciones con las que saldríamos todos beneficiados.