lunes, 10 de marzo de 2025


TRES NUEVOS apuntes sobre Cómo hacer que te pasen cosas buenas, de Marian Rojas Estapé, hasta la pág. 174:
• • • Existe un momento, en la pág. 118, en que Rojas Estapé deja de vendernos la moto y se pone sincera: nos dice entonces que su terapia tampoco consiste en evitar a toda costa lo negativo y que se debe integrar el sufrimiento en la vida. Pero de ahí hasta la página 174 vuelve a vendernos una fantástica colección de motos, con mención especial a la de la pág. 168, cuando nos dice exultante: "Si soy capaz de cambiar la manera en que interpreto la realidad... la realidad cambia. ¡La felicidad depende de la interpretación de la realidad que yo hago!". Concediéndole su microparte de razón, pues ya dice el proverbio chino "no abras una tienda si no sabes sonreír", lo de Rojas Estapé me parece empezar la casa por el tejado. La actitud o la "interpretación de tu vida" no es un concepto estanco, sino que está íntimamente relacionada con el trabajo, la pasión, la aptitud y el éxito. Si quiero ser escritora, es muy importante que tenga una actitud positiva y que crea que puedo hacerlo bien, pero mucho más importante será que tenga talento para escribir y que sea capaz de trabajar ese talento todos los días, leyendo hasta dejarme los ojos y escribiendo hasta sangrarme los dedos, con el añadido de poner atención en cómo lo hicieron los maestros que vinieron antes que yo. También será muy importante, para no desmayar en mi optimismo, que tenga lectores o que coseche opiniones positivas o que gane premios, digo yo. Decir que sin talento y sin trabajo y sin éxito y sin buena crítica, simplemente con una operación mental tramposa (ella misma reconoce que esa técnica muchas veces solo es un placebo), puedo "interpretar" que soy una gran escritora, o que estoy viviendo una gran vida cuando igual es una mierda, es venderme una Ducati que ni la de Marc Márquez.

• • • Con el fin de darse la razón, Rojas Estapé nos habla de un estudio célebre que se realizó con 80 monjas en Estados Unidos (pág. 150), donde se descubrió que el 90% de las monjas positivas seguían con vida a los 85 años, mientras que solo el 34% de las negativas superaban esa edad. Aquí yo vuelvo a levantar la mano: ¿cómo sabe Rojas Estapé que el optimismo de ese 90% de monjas era puramente mental, previo, procedente de la nada, y que no era consecuencia en cambio de hechos contantes y sonantes, esto es, de que la vida les iba bien y por tanto la afrontaban con gusto, mientras que las monjas que la afrontaban con actitud no tan buena no se debía a que fueran con esa actitud desde la cuna, sino que la vida en el convento les iba mal? Sobre este tema quiero aportar una información que me dio María, una conocida mía que trabaja en Cáritas de Madrid. María me dijo que es rarísimo el mendigo alegrista u optimista, o que aún conserve las ganas de "comerse el mundo"; al contrario, la mayoría de ellos sufren depresiones y padecen de problemas mentales.
• • • Estoy cambiando de opinión y al final sí que considero que Rojas Estapé, tras un comienzo de libro en que la veía muy centrada y comunitaria (comunitarismo típico en quienes poseen una base cristiana fuerte), en otras partes como las que estoy leyendo ahora no atiende al contexto social o, mucho peor, escribe para clases medias y altas, cuyos problemas son mucho más solucionables que los que padecemos las clases bajas, que hasta nos podemos sentir ofendidas si, después de deslomarnos todo el día (no me refiero a mí), nos leemos un libro donde se nos viene a decir que andar quejándose acorta la existencia y que la culpa es nuestra por no afrontar la vida con optimismo.