martes, 11 de marzo de 2025


YA TERMINÉ Cómo hacer que te pasen cosas buenas, de Marian Rojas Estapé. Estas son mis conclusiones:
• • • De los diez capítulos del libro, solo merecen la pena el tercero, donde te explica el funcionamiento del cortisol y las posibles soluciones para bajarlo, y el octavo, donde abunda en más soluciones para recuperar los niveles hacia un estrés sano. O sea que de veinte euros que vale el libro en papel, solo cuatro están bien pagados.
• • • El resto de los capítulos no es que estén mal, pero son de un sanchopancismo duermeovejas. Que para disminuir el estrés crónico es importante hacer deporte, o comer sano, o hacer ejercicios de respiración, o mindfulness ya lo sabe cualquiera que se lea los tres o cuatro artículos que publica cada año cualquier diario sobre el tema. Que hay que vivir en el presente, tener buenas relaciones sociales, no culparse, no juzgar, no dejarse llevar por los pensamientos intrusivos... ya me lo sé, ya me lo sé, ya me lo sé.
• • • El centro del libro está ocupado por la importancia de ver la parte buena de las cosas, mantener la actitud positiva o el optimismo. La autora incluso te da técnicas para inventártelo en el caso de que no te venga, sin pararse a pensar en las consecuencias que se pueden derivar de no interpretar tu vida con racionalidad y realismo. El consejo de afrontar todas tus iniciativas con optimismo, que también es de perogrullo, Rojas Estapé lo sobredimensiona tanto que hasta me parece peligroso, al punto de que estoy por escribir un libro, "Elogio y refutación del optimismo", donde explique la parte mala de ese valor si lo llevamos a la exageración. Voy a poner el ejemplo más cercano a mí: desde que estoy en Madrid he conocido a cientos de escritores, algunos de los cuales viven arrastrados por un optimismo congénito, que a la hora de la verdad escriben unos libros lamentables, porque resulta que no tienen ningún talento y no se dan cuenta de esa carencia. Si el optimismo que los encarcela les diera un respiro, aunque solo uno, podrían darse cuenta del sopor que nos provocan sus engendros y dedicar su vida a algo más provechoso (puedo estar hablando de mí misma).
• • • Rojas Estapé no nos deja ni una salida de emergencia en este libro: nos viene a decir que si te esfuerzas y eres positivo, nada puede detenerte. Pero eso es falso. A veces los obstáculos son superiores a nuestras fuerzas, nuestra aptitud y nuestro optimismo. Voy a poner el ejemplo del ciclista Gianni Bugno: a principios de los noventa, el equipo ciclista Gatorade le contrató un psicólogo para que venciera a Miguel Induráin, en unos tiempos en que nadie contaba con psicólogo en el deporte profesional (hoy es común). El psicólogo llegó, le vendió a Bugno la moto de que el trabajo mental era lo más importante y... acabó siendo expulsado de la concentración del equipo ciclista, porque Induráin le siguió dando palizas y la moral del italiano se derrumbó. Bugno, que antes de la llegada del psicólogo era el segundo mejor ciclista del mundo, a partir de entonces entró en depresión y ya no volvió a ser el mismo en toda su carrera. La influencia del psicólogo, en este caso, fue perniciosa, sencillamente porque no era un buen psicólogo. Cuando en nuestras vidas nos encontramos con un Induráin que se interpone en nuestros deseos, la mejor recomendación es ser sinceros con nosotros mismos y permitirnos la rendición. Hay que abandonar ese optimismo que te está perjudicando y empezar de nuevo en otro sembrado en el que te veas con más posibilidades, con un optimismo nuevo, este sí que aconsejable y sano.
• • • El título del libro, Cómo hacer que te pasen cosas buenas, es un timo de título porque la autora es tan Heidi panglossiana que piensa que con manipular tu cerebro y convencerle de que tu vida es rosa vas a conseguir que sea rosa realmente, y, una vez llegado a este punto, todos tus deseos se van a cumplir uno detrás de otro como sucesivas piezas de dominó. Sin negar que una actitud positiva es esencial, si la disocias de la realidad de tu vida, con la que está íntimamente ligada, corres el peligro de dejarte maltratar o explotar "con gusto"; puede llegar a ocurrir, por poner un ejemplo exagerado, que si tu marido te pega continúes con él porque tu cerebro solo ve la parte buena de la relación, de tanto acostumbrarlo contra natura a ver solo esa parte. El título adecuado de este libro debería ser Técnicas para conseguir que tu vida de mierda te parezca fantástica.
• • •  Una de las razones de que el libro se me haya hecho pesado es que la autora carece de cultura literaria: todas sus referencias y ejemplos son de expertos de su profesión y sus cercanías. La cultura literaria es importante para todo el mundo, también para los psiquiatras, porque es la disciplina que nos permite la mayor precisión y expresividad en la escritura, además de que nos ayuda a descomponer la realidad en las celdillas más pequeñas. Si Rojas Estapé hubiera leído gran literatura, jamás habría aderezado el libro de anécdotas tan plomazas y parapléjicas como las suyas; nadie que haya leído a los deliciosos Montaigne, Herodoto o Plutarco puede llenar el libro de sucedidos tan tediosos. Si la autora leyera gran literatura, jamás se le hubieran ocurrido esquematismos tan infantiles como el de personas tóxicas vs personas vitamina, las unas malas-malas hasta lo cinematógrafico y las otras buenas-buenas hasta lo angelical. Nadie que se haya leído a Richard Ford, a Marcel Proust, a Virginia Woolf o a Fedor Dostoyevski puede creerse esos maniqueísmos baratos; quien lee ficción de calidad sabe que los seres humanos somos un compuesto de cosas malas y buenas, o a veces malas y a veces buenas, con un predominio u otro, que a veces mostramos solo con unos y no con otros, o unos días sí y otros no: la misma persona que ayer fue tóxica mañana puede ser vitamina, ¡hasta hay quienes se casan después de una primera impresión malísima! Que una psiquiatra diga que tienes que "cargarte" a las personas tóxicas de tu vida y arrimarte a las vitamina, como si existiera esa zanja tan marcada, me parece como de Simplicíssimus. Por seguirle sin embargo el rollo, y después de leer las características que la autora atribuye a los tóxicos y a los vitamina, yo aconsejaría que mantengamos a raya a las personas tóxicas pero de vez en cuando nos acerquemos a ellas, porque son las únicas que nos dicen la verdad, y que en lo referente a las personas vitamina nos acerquemos a ellas pero sin entregarnos del todo, porque muchas solo nos bailan el agua por el mero interés.
En fin, superVictoria, como ves el libro que al principio me sorprendió para bien después me ha ido decepcionando y he acabado bastante indignadita con él, lo cual es muuuuy perjudicial para mí, porque el propio libro dice que quejarme mucho igual me quita veinte años de vida :) Por tanto, como en general me parece poco alimenticio, esquemático, redundante, exagerado y en algunas partes falso y hasta peligroso, la poeta maricrónica, sobre diez puntos posibles, le va a poner un dos.