viernes, 14 de febrero de 2025


LA POLÍTICA es un péndulo. La izquierda es la única que tiene ideales y la que más fácil conquista los corazones, pero su triunfo duradero lleva a la hipocresía, pues a la izquierda no le importa subirte el precio de la luz, el butano, la comida y el alquiler, más concentrada en dar la batalla por los veinticinco géneros, becas para microminorías, manifiesto por la defensa del argot de Lavapiés, declaración de los derechos de las cebras..., lo que trae la recuperación y victoria de la derecha, que no tiene ideales sino intereses, pero que por eso mismo está más apegada a la realidad. La derecha comienza trayendo un poco de orden y sentido común, pero el desgaste que le causan los años le lleva al mismo callejón sin salida: su tradicionalismo causa necrosis en la sociedad, su nacionalismo genera fricciones con los vecinos, su plutofilia amplía las diferencias de clase... Al final regresa la izquierda, que re-ilusiona a la gente los primeros años, pero que pronto...

No hay que meterse en política y menos en la española, formada por hooligans, que son un trasunto del F. C. Barcelona vs Real Madrid. La única forma de participación pública me parece la micropolítica: pienso en las doscientas personas con las que hacemos la vida y a las que deberíamos atender lo mejor posible.