ASÍ DE memoria me salen pocos poetas que estuvieron o se volvieron locos, Tasso, Fijman, Hölderlin, Nietzsche, Merini, Panero, Artaud, a pesar de toda la polvareda que levanta la locura en la poesía y los torrentes de palabras que se han escrito sobre la relación que mantienen. Claro que si incluyéramos a todos los poetas desequilibrados (yo misma estoy desequilibrada, según dice mi médica de cabecera) o que sufrieron problemas mentales, la lista sería casi interminable (para empezar habría que meter a Pound, a Plath, a Sexton, a Pizarnik o a Juan Ramón Jiménez, por citar casos severos).