domingo, 9 de marzo de 2025


CUATRO NUEVOS apuntes sobre Cómo hacer que te pasen cosas buenas, de Marian Rojas Estapé, hasta la pág. 116:
• • • En situaciones de peligro o incertidumbre nuestro cuerpo aumenta el cortisol, que es una hormona de autodefensa que permite a nuestro cuerpo optimizar medios, aumentar la atención y funcionar mucho más rápido con el fin de sortear un problema o salvar la vida. Sin embargo, cuando el cuerpo tiene elevados niveles de cortisol mucho más allá de unas horas o de unos días (estrés sano), o de un tiempo más largo en el caso de que se nos haya muerto por ejemplo un ser querido (estrés tolerable), nace el estrés tóxico o crónico, que es malísimo porque inflama nuestras células y pone en crisis a nuestro sistema inmunológico, que no consigue parar de trabajar hasta que colapsa y permite la entrada de enfermedades. Este capítulo (el tercero) está muy bien y voy a leerlo tres o cuatro veces para comprenderlo mejor.

• • • Rojas Estapé nos habla de la importancia de la alimentación en las personas que tienen las células inflamadas por culpa del cortisol elevado. Las grasas, el alcohol, el café, el tabaco, las harinas refinadas o las bebidas azucaradas son perjudiciales y aumentan el problema; el omega 3, la cúrcuma, los cítricos, la cebolla, el puerro, el perejil, el laurel, el romero y la vitamina D son beneficiosos y lo disminuyen. También habla de la importancia de nuestro intestino en nuestro estado de ánimo, que puede ser mejorado con probióticos. El uso de probióticos para mejorar el intestino y por ende reducir el estrés ha comenzado hace pocos años y Rojas Estapé dice que son el futuro (pero añade que los estudios son recientes y todavía están en pañales).

• • • La autora se mete en el jardín de pedir al paciente que controle sus pensamientos para  imaginarse una realidad mejor que la que vive, de modo que cambie los pensamientos malos por otros buenos, algo así como lo que hacen los estoicos. Esto es muy fácil decirlo y seguro que da resultado en casos no muy graves, pero si una mujer tiene tres hijos pequeños, no le llega para pagar el alquiler y es maltratada por su marido, que además es el único que gana un sueldo, hay que tener el cerebro de Einstein, el autocontrol de Job y la fantasía de JK Rowling para encontrar lo positivo de esa situación. Con todo, entiendo que la función de un psiquiatra no es la de sindicalista (puede ser sindicalista fuera de la consulta) y creo que Rojas Estapé tiene razón en ofrecer técnicas para hallarle consuelo o una mínima esperanza al paciente, aun sabiendo que, por ejemplo en Madrid, el 50% de las depresiones desaparecerían no con psiquiatras ni métodos de mentirse a una misma, sino solo con aumentar los sueldos y sacar alquileres baratos.

• • • En el capítulo cuarto la psiquiatra se abandona de nuevo a los consejos archisabidos: no hay que encallar en el pasado, tenemos que vivir en el presente, no debemos mirar ansiosos el futuro, tenemos que aparcar la culpa, hay que aumentar la compasión por el otro y hay que aprender a perdonar. Entre nuevos sucedidos sosos y anécdotas planas, cuenta dos muy buenas, una la del judío Simon Wiesenthal, que no perdonó al nazi canalla que le pidió disculpas (págs. 100 y 101) y otra tremenda, que le sucedió a la propia Rojas Estapé, cuando conduciendo de madrugada consiguió librarse por los pelos de un conductor suicida, volantazo mediante, y al llegar a casa descubrió en el telediario que ese suicida finalmente chocó y había causado cuatro muertos (pág. 106). Ella pone este ejemplo para ejemplificar que, a veces, debido a algunos episodios traumáticos, la amígdala que regula nuestro miedo colapsa y empezamos a comportarnos con temor incluso en las situaciones más pacíficas del mundo.