LA CINCUENTENA es la mejor edad de la vida, sin duda, la edad en que al fin te fabricas un volante y consigues pararle los pies a tu animalazo. No niego que de joven también seas capaz de timón y de hecho cuentas con más capacidad para hacerlo, porque posees salud y energía, pero el problema es que luego no lo usas: me recuerdo reflexionando y mirando mucho al horizonte en mis años de jabalina, pero a la hora de la verdad me entregaba a mi bestia.