¿Y QUÉ tal me escribe Bardot? Porque lo importante de cada piso en que va rodando mi vida es que me escriba; la calidad de un lugar para una palabrista se mide en el número y meollo de los folios que consigues llenar. Aunque todavía es pronto para decirlo, Bardot es el primer piso donde puedo escribir al aire libre, en la acera que da al patio, y si levanto la cabeza contemplo un paisaje con una profundidad de unos quinientos metros, algo que nunca he disfrutado desde que dejé Lauros.