CON El fin de seguir el consejo de Stendhal como diarista, el de “ni ser tímido ni borrar nada”, voy a precipitarme a dar una opinión sobre la llegada de Xabi Alonso al banquillo del Real Madrid. Xabi Alonso es quizá el entrenador con mejores maestros que haya existido nunca en el fútbol, pues además de su propio padre, que también fue entrenador, ha sido dirigido por ganadores en serie del tamaño de Guardiola, Ancelotti, Mourinho, Benítez, Aragonés, Del Bosque, Toshack o Javier Clemente, que representan todos los estilos posibles que puede haber en el fútbol. El inconveniente que le veo a Xabi Alonso no tiene que ver con su capacidad sino con el equipo que le ha tocado, equipo en el que acaba de fracasar Ancelotti, el tercer entrenador con más títulos de la historia: ¿cómo va a conseguir Xabi que Vinicius, Mbappé y Bellingham corran y ejecuten la presión, si la razón por la que no la han ejecutado en el último año no tiene que ver con la actitud?
Existe cierto aficionado del Real Madrid que piensa que los jugadores “se tocan los huevos”; yo pienso, en cambio, que tanto Mbappé como Vinicius son jugadores de potencia, que tras unos años jóvenes más ligeros han llegado al momento de sus carreras al que llegaron otros jugadores de su estilo, como Maradona, Hagi, Ronaldo Nazario, Messi o Agüero, que a partir de los 25 sufrieron una reducción del número de kilómetros que hacían en el campo, no por causas de actitud sino por simples causas fisiológicas: el jugador de potencia hace tal gasto en cada una de sus arrancadas que luego está cansadísimo; pretender que Mbappé y Vinicius ejecuten una presión continua como Eto'o o Gabriel Jesús es no entender en absoluto las características de esos jugadores. El jugador de potencia es explosivo, posee mayor capacidad anaeróbica y fibras musculares de contracción rápida, lo que le hace causar el terror en periodos cortos, pero a la vez tiene menos resistencia y menor capacidad aeróbica, lo que le vuelve inferior para esfuerzos prolongados. Con Bellingham albergo alguna esperanza más de que mejore a la hora de hacer la presión, pero tampoco es de los mejores en esa especialidad y en todo caso no va a ser suficiente.
Mbappé, Vinicius y Bellingham son quizá tres de los cinco mejores del mundo y serían el jugador estrella en cualquier equipo, ¿pero quiénes son los lumbreras a los que se les ha ocurrido reunirlos en una misma plantilla? Este me parece un fallo de planificación deportiva de los más graves que recuerdo. El problema de Xabi Alonso me parece insoluble, porque no puede echar a ninguno de los tres y, a la vez, se condena a entrenar a un equipo que no va a hacer bien una parte esencial del fútbol moderno. Incluso con esta rémora le da para ganar el 90% de los partidos, pero no le veo con posibilidades cuando le lleguen rivales nivel Bayern de Munich. Dijo Simeone hace poco algo que me viene al pelo: “No pasa nada si en tu equipo tienes a un jugador que no hace bien la presión, en el caso de que el resto de los jugadores la hagan bien; pero si en tu equipo son ya dos o tres los que no hacen bien la presión..., estás en problemas”.
—Por tanto, Vanessa, tú dices que Xabi Alonso se va a pegar un hostiazo que ni se va a comer el turrón.
—O se pega el hostiazo, o tiene los redaños de sentar a una o incluso dos de sus tres estrellas, o tiene la potra de que se le lesionen.