miércoles, 16 de julio de 2025


DIJE QUE Eckermann se excedía dorando la píldora a Goethe; pero es casi objetivo si lo comparamos con las arbitrariedades que se permite Boswell para encumbrar a Johnson. Dice Boswell que el padre de Johnson cursó una solicitud al rector Samuel Lea para que admitiera a su hijo en la escuela de Newport, pero que este se la denegó. Sin embargo, en el mismo párrafo dice que Samuel Lea, ya anciano, comentó que “uno de los hechos más memorables de mi vida es haber estado a punto de contar con un hombre tan grande como Samuel Johnson como alumno”. ¿En serio fue memorable que CASI fuera tu alumno, cuando además tú mismo le denegaste la admisión?

Unas líneas más adelante, para desmentir las críticas que se le hacían a Johnson en el sentido de que era un hombre a veces de trato poco cortés, Boswell hace salir de la nada un papel escrito por “una dama”, de la que no nos da el nombre ni mayor detalle, salvo que el papel se lo ha dado “la hija del doctor Lawrence, médico de Johnson”. Lo siento mucho, pero este no es un procedimiento serio en un periodista, ni en un biógrafo, ni en un historiador. Alguno me dirá, Vanessa, con ese tipo de procedimientos hicieron sus libros luminarias como Herodoto, Suetonio o Diógenes Laercio, a lo que yo les diré que sí, que de acuerdo: sin duda a ese dudoso club pertenece el libro de Boswell.