domingo, 3 de agosto de 2025

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...SIN EMBARGO puedo comprender a Gide o a todos los que se levantaron contra Victor Hugo en Francia, porque este autor llegó a ocupar tal anchura en la francofonía que acabó cerrando todos los caminos, al punto de que es famoso que el abuelo de Sartre, según relata su nieto en Las palabras, dejó de leer cuando murió el autor de Los Miserables. Es un caso muy parecido al de Neruda en el mundo hispánico: Neruda también es verbalmente poderoso, también es egocéntrico (de hecho, se le acusaba de "creerse Victor Hugo"), también es intenso y exagerado, también luce una panoplia variadísima que va de lo amoroso a lo épico, capaz de hacer vanguardia y realismo socialista con el mismo talento, de modo que ocupa todos los caminos de la poesía hispánica y se convierte en "el poeta" por antonomasia hasta que, siguiendo la lógica del boomerang, acaba estragando y generando a la barra brava de los anti, porque la Hugofilia y la Nerudofilia extremas engendran Hugofobia y Nerudofobia igualmente extremas. Mientras en el caso de Hugo la fobia ha remitido mucho en las últimas décadas, en el caso del poeta chileno no solo ha remitido sino que ha aumentado, primero tras la caída del muro de Berlín, donde a todos los poetas que elogiaron a Stalin (Éluard, Alberti, Aragon, Hernández...) se les hizo pagar un precio, y segundo con la llegada del feminismo, que al mundo hispánico no llegó en serio hasta hace quince años, y que no le perdona la violación a una mujer tamil y el abandono de su hija con hidrocefalia, al extremo de que hoy es el día en que me atrevo a afirmar, por mis continuas navegaciones en la red, que Neruda es el poeta más rechazado del mundo hispánico. Con el feminismo hay que estar hasta cuando exagera, pero borrar a Neruda y entronizar a Gloria Fuertes quizá sea algo más que una exageración.