TODA TERAPIA o filosofía destinada a frenar tu juventud es pecado contra naturaleza, salvo que tu juventud sea tan confusa y carnívora que te empuje a la pederastia, la zoofilia, la drogadicción o el asesinato. La juventud ya tiene el corrector natural de la vejez progresiva y no debes buscar otro, porque tratar de corregirla artificialmente crea muchos efectos secundarios que afectarán a lo más central de ti.