ESCRIBE VASILY Grossman en Que el bien os acompañe:
Y de pronto me acuerdo de la caricaturización habitual de los armenios, de los chistes tontos y subidos de tono del repertorio ruso. ¡Sí, por supuesto, los armenios son primitivos! Son pederastas y estafadores, los personajillos ridículos de esos chistes.[...] Es triste que la mayor literatura del mundo y sus exponentes hayan contribuido a la despreciable empresa de reforzar el estereotipo del armenio como buhonero, lascivo y corrupto.¿Por qué la literatura rusa ha recurrido a ese cliché, por qué ha inculcado ese odio obtuso y chovinista?
Lo que dice Grossman no pasa solo en Rusia, sino en todas las naciones del mundo, acentuado desde que el estado secuestró la literatura como manera de asegurar la cohesión de la nación. Un escritor puede escribir sobre las flores, la fugacidad de la vida o sobre Rusia, pero solo si escribe sobre Rusia favorablemente tendrá asegurada la atención de grandes masas de lectores, aunque sean de bajísimo perfil, y será protegido por el mismo estado como parte de "nuestra cultura". Los pobres armenios nunca quisieron ser turcos ni rusos y, al no querer, generaron resentimiento en la población de esas dos grandes naciones, de modo que escribir mal sobre ellos, a sabiendas de que esos folios iban a ser muy festejados "en casa", fue una manera muy barata para muchos escritores de conquistar posiciones en la literatura. Luego, cuando sucede el genocidio y mueren entre uno y dos millones de armenios, los escritores nacionalistas miran para otro lado, porque además muchos de ellos quizá no vieron a un armenio en su vida y se limitaban a propagar los prejuicios "de oídas".