domingo, 28 de septiembre de 2025

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ESCRIBE GIDE en su Diario, con fecha febrero de 1924:
Si en el futuro se publica mi diario, temo que dará una idea de mí bastante incorrecta. No he escrito en él durante los largos periodos de equilibrio, de salud, de felicidad; sino en esos periodos de depresión, cuando lo necesitaba para recuperarme, y en los que me muestro doliente, sollozante y digno de compasión. En cuanto vuelve a lucir el sol, me pierdo de vista y el trabajo y la vida me ocupan por completo. Mi diario no refleja nada de todo esto, sino solo mis periodos de desesperación.
A esta constatación de Gide, que me parece común a otros diaristas, añadiría otra de mi coleto, que no sé si es tan común, y es la de que yo no escribo cuando estoy hecha una completa porquería. Si consigo escribir, es que no estoy tan mal, aunque entiendo que un estado de melancolía no exagerado es el ideal para llenar folios, lo mismo de poemas que de fragmentos de diario.