ENTRE LAS quinientas grandezas de Pablo Neruda, esta es de las mejores: cuando Miguel Otero Silva, director de El Nacional de Caracas, le pidió una colaboración semanal de poesía, él aceptó a condición de que su poema no figurara dentro del suplemento literario, sino en las páginas interiores, para que los lectores que no gustaban del género se lo encontraran de repente. Otero Silva aceptó y decidió publicarlo en la sección de crónicas: así nacieron los cuatro libros de las odas elementales, que fueron saliendo primero en este diario.
Cuando yo sea una gran poeta (con 130 años o así) voy a hacer lo mismo, pero yo pediré que mis poemas vayan en la sección de deportes, que es la única que se lee en los lugares dominados por los brutos.
