VAYA VICIO que he cogido con el Parque de las Siete Tetas: se está convirtiendo en mi Sils Maria. Hoy he salido a caminar a las 9:00, he vuelto a las 13:00 y luego a las 19:00, siempre pertrechada de mis audiolibros. No he podido evitar al final, cuando ya se hacía de noche, el muy miserable pensamiento de que cuando se mueran mis dos gatos me voy a conseguir un perro pequeño para pasar todo el día aquí.