TENGO QUE ir haciendo una gramática de la historia, esa colección de mentiras al servicio del poder actual, porque curiosamente siempre está contada como una novela rosa. El primer punto es la traición: nuestro país o nuestro jefe religioso jamás es derrotado en combate por seres tan valientes como los nuestros, sino por personas ruines y desleales del bando propio que operan embozadas. No, los 300 espartanos no perdieron porque se enfrentaban a un enemigo mil veces superior, sino por la traición de Efialtes; no, Jesucristo no se cavó su tumba por la egolatría de entrar a lomos de un burro en Jerusalén, queriendo decir así a todo el mundo que él era el mesías, sino por la traición de Judas; no, Viriato no fue derrotado por los romanos por su inferioridad manifiesta en capacidades militares, sino porque...