sábado, 18 de octubre de 2025

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STEPHEN SPENDER habla en su entrevista de 1980 en The Paris Review sobre las lagunas lectoras de Hemingway:
Hemingway me contó que el primer capítulo de La cartuja de Parma de Stendhal contenía la mejor descripción de la guerra que se ha hecho en la literatura, en la que Fabrizio se pierde y no se da cuenta de que ha ido a parar a la batalla de Waterloo. Pero cuando le pregunté: “¿No te parece muy bueno también Enrique IV? ¿No crees que Shakespeare escribió sobre la guerra de un modo magnífico?”, me respondió: “Ah, nunca he leído a Shakespeare, ni que fuera un profesor o un especialista. No leo literatura, yo no soy un hombre de letras”.
No creo que sea cierto eso porque, siendo estadounidense, por fuerza le harían leer en la escuela algo de Shakespeare, sobre todo teniendo en cuenta que hasta 1945 la escuela de USA era muy proinglesa y seguía el prejuicio de que los británicos escribían mejor y en un inglés más rico. Sin embargo, parece claro, como a muchos autores coloquiales, que a Hemingway no le debía gustar mucho Shakespeare. El cisne de Avón tampoco le gustaba a Bukowski, y Kerouac lo acusa en su Libro de esbozos de ensuciar la literatura “escribiendo con el objetivo rastrero de llenar las localidades de un teatro”.