SE DICE al final de la entrevista a Ezra Pound en The Paris Review:
La salud impidió al señor Pound terminar de corregir las pruebas de esta entrevista. El texto está completo pero puede contener detalles que el señor Pound habría cambiado en circunstancias más propicias.
O sea que Pound podía alterar las respuestas para que fueran más precisas, qué gran invento. Sé que Octavio Paz solía pedir lo mismo a los periodistas, según ha contado alguna vez Juan Cruz, y a veces se explayaba tanto en las correcciones que ya no quedaba casi rastro de la respuesta original.
Todavía más avispado era Nabokov, que para conceder una entrevista debía controlar totalmente las respuestas… ¡y las preguntas también, que se las hacía él mismo! Por una parte esa exigencia me parece de caradura, pero por otra la comprendo, porque las entrevistas, si el que las hace es de baja catadura moral, se pueden convertir en un fusilamiento.