DICE JOSÉ Antonio Marina en “El deseo interminable” que él ya ha pasado “el tiempo que estadísticamente me tocaba vivir”. Se refiere a que tiene 83 años cuando está escribiendo ese libro (ahora tiene 85), más de dos años superior a la esperanza de vida en España, que para los varones es de 80'3 años. Este detalle me ha hecho pensar en lo poco que agradezco vivir en esta época. Tengo ya 51 años y en ninguna época de la humanidad se ha alcanzado esa esperanza de vida, al menos hasta que llegó el siglo XX en el que nací yo. Si hubiera nacido en la prehistoria, hace 31 años que estaría muerta; si en el Imperio Romano, hace 21; si en el Renacimiento, otro tanto; si en la Revolución Francesa, llevaría ya 16 años desaparecida. ¿Me voy a cortar un poco a la hora de hablar del asco de lugar y de tiempo que me ha tocado vivir?