EL PARTIDO nosotrista Mas Madrid se ha quejado (AQUÍ) de la decisión del Ayuntamiento de Madrid de celebrar un homenaje a Mario Vargas Llosa: alega discriminación ideológica y agravio comparativo con Almudena Grandes y Marisa Paredes. Pero un momento: ¿en serio me estáis comparando los logros de las madrileñas Grandes y Paredes con los de Vargas Llosa, figura de todos los lugares y de todas las épocas, que ha sido llorado en América (AQUÍ), en Europa (AQUÍ), en Nueva York (AQUÍ), en el mundo árabe (AQUÍ), que era tan referencial que mantenía polémicas con gobiernos (AQUÍ) y (AQUÍ), que ha sido homenajeado por los presidentes de Francia y Alemania, o que fue el primer autor de habla no francesa en entrar en la Academia de Francia?
Vargas Llosa ha sido uno de los intelectuales más importantes del mundo desde Jean-Paul Sartre, sino el mayor, además de uno de los mejores novelistas de todos los tiempos. El homenaje que le tributa Madrid es muy merecido y debe ser un punto de inflexión en favor de una ciudad cosmopolita: a partir de ahora, las autoridades deberían ir retirando los nombres de todos los escritores anacletos que decoran sus calles, famosos solo por haber nacido en unos kilómetros cuadrados y haberse destacado por escribir sobre motivos folclóricos, y sustituirlos por otros de verdad “nuestros”, que son aquellos que aplican el bisturí en los problemas de lo humano universal; autores que a menudo no solo no ensalzan a la ciudad y la nación en que nacieron sino, como Vargas Llosa, las critican y las ponen frente a sus contradicciones.