JOSÉ ANTONIO Marina escribe bien, pero tampoco como para pegar gritos. Padece de la enfermedad de la tradición española (no en vano es lector constante de Ortega) de añadir enumeraciones o sinónimos sin venir a cuento. Escribe a propósito de Dios:
La idea de Dios, con independencia de su existencia o inexistencia, es una pasión constituyente, una gigantesca grúa elevadora, un gran atractor, un formidable imán, una dinamo, una clave para comprender la historia.
O sea, que es todas estas cosas:
1) Pasión constituyente
2) Gigantesca grúa elevadora
3) Gran atractor
4) Formidable imán
5) Dinamo
6) Clave
Me sobran por lo menos dos adjetivos y tres definiciones que están demasiado cercanas en lo semántico y solo producen cháchara. Vuelvo a repetir que la tradición española es redundante y que el 95% de sus genios no son genios, sino simples buenos autores corroídos por el gusano de la charlatanería. Hay que aprender a escribir en español con Borges, lo diré mil veces si hace falta: en Borges está el antídoto contra toda especie innecesaria de locuacidad.