Y QUEDE claro que ese camarero, aunque no existe o existirá solo al modo Copito Nieve, como caso único o muy infrecuente, en mi opinión tendría razones para existir. Una cosa es que los catalanes deban pasarse al castellano en una conversación con madrileños cuando se habla de Aristóteles, lo que es muy entendible, y otra muy distinta es que los madrileños, después de veinte, treinta o cuarenta años viviendo en España y viajando de vez en cuando a Cataluña, no se hayan aprendido ni siquiera cuarenta palabras en catalán y no sepan pedir un café o un menú en ese idioma. La sacrosanta unidad de España, con la que tantos madrileños estáis obsesionados, no funciona cívicamente si no viene acompañada por la amistad o al menos la conllevancia. Hazle ver al catalán que también quieres su idioma, que también le respetas en su diversidad, y verás como a medio o largo plazo tu país se vuelve un mejor país, y no el churro que es ahora.