SI ALGO ha cambiado en el fútbol, es el lanzamiento de faltas directas. Todavía en los años ochenta marcar un gol de falta consistía al 90% en superar la barrera: eran años en que la mayoría de goles que se marcaban de esta manera serían parados por cualquier portero promedio de hoy.
El primer cambio procedió de que los porteros, en vez de quedarse como tancredos cubriendo su palo, trataron de alcanzar también el contrario: esto ya lo hacían algunos del pasado, claro está, pero a partir de los noventa comenzó a normalizarse. El segundo cambio procedió de que los jugadores que ocupan la barrera comenzaron a saltar: hasta entonces esa era una ley no compartida por todos los entrenadores, que estimaban que si saltas corres el riesgo de ladearte y que el balón se cuele por el medio de la barrera.
Los lanzadores también evolucionaron en tres direcciones: por una parte le empezaron a pegar cada vez más fuerte, porque se dieron cuenta de que con solo superar la barrera ya no basta; en segundo lugar comenzaron a lanzar al palo donde estaba el portero, porque saben que ahora se suele mover; y, por último, introdujeron el lanzamiento raso o por debajo de la barrera, para contrarrestar el salto de los jugadores que la ocupaban.
No se sabe quién fue el primer jugador que marcó un gol lanzando por debajo de la barrera: al primero que se lo vi hacer fue a Ronaldinho. Con el tiempo, la cantidad de goles marcados de esa manera ha sido tan grande que nació el antídoto, el llamado “cocodrilo”, que consiste en que un jugador se tienda en el suelo detrás de la barrera. El primer jugador que hizo el cocodrilo fue Ricardinho, defensa del Figueirense, que evitó así un tiro de Valdivia, jugador del Palmeiras.
En la actualidad existe crisis de lanzadores, que no han evolucionado al mismo ritmo que las barreras y los porteros, por lo que cada vez es más difícil lograr un gol de falta. Se abusa de la forma de lanzar knuckleball (la de Cristiano Ronaldo), que es muy complicada y admite un porcentaje muy grande de errores, con lanzamientos matapalomas que acaban en el último anfiteatro. Lo que logró Rice contra el Real Madrid, con esos dos goles prodigio de potencia y precisión, creo que tardará mucho en repetirse en un partido de ese nivel.