CADA VEZ más convencida de que no tengo que meter el arel en mi cerebro, sino dejar que se exprese en todas sus confusiones con una prosa cubista siempre al borde de la ruptura gramatical. Al final la lectura y sobrelectura de Borges me está matando, porque Borges es un genio cartesiano y yo en cambio una mamarracha del caos.