jueves, 24 de julio de 2025


Ayer, día de descanso en el Tour, leí que se cumplen exactamente 40 años de la última victoria de un francés, Bernard Hinault. Parece mentira, con el amor que ese país le tiene al ciclismo, particularmente al Tour. Y es admirable que lo siga amando a pesar de eso, que continúe cuidándolo y llenando las cunetas para aplaudir a los corredores. Se diría que hacen una fiesta para otros, entre ellos nosotros.
Sí, menos mal que todavía quedamos personas a las que nos interesan los deportistas con independencia del lugar donde hayan nacido. En ese sentido, no me agrada poco que Tadej Pogačar, el monstruo que está dominando en los últimos seis años, pertenezca a un país pequeño, Eslovenia, de poco más de dos millones de habitantes, de forma que se puede decir sin margen de error que es uno de los pocos deportistas, fuera del fútbol, que cuenta con más seguidores lejos de su nación; más aficionados que lo siguen no por coterráneo sino por ciclista impar.