LA AFICIÓN por el bebercio de Juan Carlos Onetti fue legendaria: dice Mario Benedetti que Onetti se bebió quince jarras de cerveza consecutivas el día en que lo conoció. No es sorprendente por tanto que en las entrevistas no se acuerde bien de lo sucedido o lo altere significativamente. En la célebre polémica entre Cortázar y Arguedas de 1968, por ejemplo, el escritor argentino respondió así a Rita Guibert, el subrayado es mío:
A manera de consuelo, don José María, usted agrega: "Todos somos provincianos, provincianos de las naciones y provincianos de lo supranacional." De acuerdo; pero menuda diferencia entre ser un provinciano como Lezama Lima, que precisamente sabe más de Ulises que la misma Penélope, y los provincianos de obediencia folklórica para quienes las músicas de este mundo empiezan y terminan en las cinco notas de una quena.
Podrá ser su referencia a la quena más o menos afortunada, pero Cortázar no dijo nada más que eso. Sin embargo, en 1993, con Cortázar ya muerto, Onetti dio una entrevista donde declara esto a Juan Cruz, el subrayado también es mío:
Mira, te voy a decir, Cortázar siempre se mostró como un hombre muy humilde, muy desinteresado, pero nada. Era de una vanidad tremenda y tuvo una polémica con mi amigo peruano, Arguedas, el de Los ríos subterráneos. Como Arguedas, en una declaración, elogiaba el talento de Cortázar pero lamentaba que no se preocupara por la gente pobre, los humildes, sobre todo los indígenas, de Latinoamérica, Cortázar le contestó de una manera muy desagradable para mí, diciéndole: Vd. está tocando una quena en el Perú y yo dirijo una orquesta sinfónica en París. Es una grosería, sobre todo conociendo a este peruano, que era uno de los hombres más dulces que he conocido.
La polémica no tuvo nada que ver con que Arguedas le reprochara a Cortázar que no se preocupara por los pobres, sino que fue un debate entre un latinoamericanismo visto desde una perspectiva cosmopolita, la de Cortázar, contra otro visto desde una perspectiva local e indígena, la de Arguedas.
Hay mucha diferencia entre lo que realmente dijo Cortázar y lo que pone en su boca Onetti. Concretamente quince jarras de cerveza :)