jueves, 23 de octubre de 2025

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CUANDO MIS blogs Troya y Arcadia alcancen las dos mil entradas, estoy segura de que el escritor que más va a aparecer en ambas, lo mismo elogia(n)do que critica(n)do, será Jorge Luis Borges, que es por cierto el que ya las encabeza ahora. Este maestro argentino solía hacer un elogio por cada tres críticas y no lo juzgo por eso, porque entiendo muy bien que a semejante himalaya le parecieran malos el 90% de sus colegas, incluso entre los más célebres.

Tampoco juzgo su pasión crítico-navajera, porque por suerte me miro a menudo al espejo y comprendo que nada tiene que decirle la sartén al cazo; lo único que le reprocho es que en ocasiones llevó la crítica a unos rasgos de inhumanidad insólitos en la profesión, que no te encuentras ni siquiera en los grandes criticones mundiales (Nietzsche, Nabokov, Capote, Umbral, Benet, Fernando Vallejo...), como cuando le dijo a William Buckley que Rodolfo Walsh estaba "bien desaparecido" por la dictadura argentina, o cuando le dijo a la revista Cambio16 que a Lorca le vino bien que lo fusilaran, porque se aseguró la gloria que su obra no merecía, o cuando le dijo a Saer que Hemingway se suicidó "porque se dio cuenta de que no sabía escribir", o cuando le dijo a su traductor Di Giovanni que "a los argentinos no nos gusta Brasil porque es un país de macacos".