jueves, 23 de octubre de 2025

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CUANDO LEO este tipo de críticas sufro por Borges, porque no entiendo por qué un talento de tal eslora necesita recurrir a esas miserias. Pero trato de comprender. Comprendo que fue duro para él plantarse casi desconocido (me refiero al gran público, pues la intelectualidad lo conocía de sobra) en los sesenta años de edad mientras los favoritos de la afición, Neruda, Lorca, Éluard, Sartre, Hemingway, etc, se llevaban las portadas y los honores. Existen dos tipos de escritores extremos, el primero que triunfa en la literatura desde el minuto uno, como Lope, Neruda, Hugo, Camus o Goethe, y se desarrolla limpio de resentimiento, esquivando como puede el diente de la envidia (Horacio); y el otro no de nivel inferior que triunfa tras una peregrinación por el desierto, en los últimos años de su vida, como Cervantes, Schopenhauer, Borges o Bolaño, momento en que puede estallar todo su rencor acumulado, si se entregan a la tentación de vengarse.