sábado, 25 de octubre de 2025

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EL PROBLEMA mujer en la literatura nace desde el principio: de los grandes poetas contemporáneos de la época griega más antigua, Arquíloco, Alceo, Tirteo, Solón y Safo, la única que no está interesada en temas políticos, guerreros o patrióticos es ella, que se abandona al reducto más íntimo del amor y la sensualidad. Cuando en el siglo XIX nace la novela burguesa, que narra las peripecias de unos personajes dentro de un contexto social económico-político-nacional, resulta que las mujeres se saltan la segunda parte: ¿cómo es que Jane Austen no habla de las guerras napoleónicas en sus novelas? ¿Es que a esa mujer no le importaba la defensa de Inglaterra?

No todas las mujeres escriben así, desde luego, pero sorprende el número de ellas que a lo largo de la historia de la literatura fijaron un marco mucho más pequeño para sus creaciones, aquel donde entran las personas y las pasiones íntimas pero no tanto las ideologías ni las motivaciones nacionalistas. Por eso hablo de problema: las mujeres han escrito en cercano, en privado, sin fijarse para nada en los tabiques de la sociedad o en las refriegas de la historia, lo que es una forma de disolución: las escritoras no sirven para construir país, ellas escriben en antisistema.