NO PENSÉIS que son pequeño problema para mí los nombres de Madrid, con algunos de los cuales me dan ganas de potar. A mi médica de Abrantes ya le dije que no quería ir al Hospital 12 de Octubre, nombre que celebra un genocidio, y que si se podía me enviara al Gregorio Marañón, que es además el escritor en el que encontré por primera vez (en sus "Ensayos liberales") la palabra neorrabioso. Ahora vivo justo al lado de Nueva Numancia, nombre que también me hace arder. ¿Sabéis que durante la Antigüedad muchos pueblos, cuando llegaban los persas o los macedonios o los romanos o los mongoles, en lugar de suicidarse o combatir o rendirse, trasladaban su pueblo hasta quinientos u ochocientos kilómetros más allá, con el fin de conservar el verdadero "pueblo", que nunca es el territorio sino las personas?
Los nombres de esos pueblos quiero yo para Madrid, no los de bestias ni necios ni patriotas.