domingo, 23 de noviembre de 2025

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UN COMPAÑERO cubano que me da el relevo en el trabajo me ha dicho este viernes:

—Oye, hay una cosa de ti que me sorprende. Si tú eres de aquí, ¿cómo es que no tienes acento español?

El tío no daba crédito y yo tampoco tuve ganas de explicarle que, para tener acento de un lugar, lo primero que se debe hacer es hablar con los lugareños, situación en la que yo (por suerte) no he incurrido en los últimos diez años.