lunes, 29 de diciembre de 2025

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CUANDO SAQUÉ lo de prostituta, obtuve cierto éxito los primeros días y semanas, porque tuve la habilidad de poner en los anuncios mi número de móvil aparentemente real (pero falso, porque lo cambié hace más de un mes al descubrir que una de mis hermanas, que para mí son como personas de la época de los burgundios, regresó del fondo del pasado y me mandó un mensaje de WhatsApp), pero al cabo del tiempo ya todo el mundo me trata en el plan de "ya está la petardívora de Vanessa con sus patrañas de niña malcriada".

Es que no lo entiendo. En el Quijote aparecen muchos personajes que le siguen el rollo a don Quijote, que es exactamente lo que hay que hacer con un artista. Si digo que soy prostituta no es por mero capricho, sino porque me siento muy capaz de serlo y quiero que me tratéis como tal, con el fin de no llegar a consumarlo realmente e ir mitigando mi relación tóxica con el sexo.

Antes te encontrarás rinocerontes volando por encima de la Almudena que una persona en Madrid que sepa tratar a una artista como yo.