TENGO QUE cambiar el enfoque de este blog hacia más luz. No puede ser que de uno de mis autores favoritos de siempre, Francisco Umbral, que es además mi amigo, hable mal el 90% de las veces, de Cioran el 80%, de Nietzsche el 70%, y así todo mi catálogo. Hasta al pluscuamperfecto Borges le doy con la vara en el culo cuando me sale clasista o racista. Voy a torcer la dirección hacia la loa, la fiesta y el reparto de regalos. Tiene que verse en este blog que mi vida es mejor que la vuestra y que mis amigos también lo son; tiene que reflejarse que soy una de esas letraheridas monstruosas que no acude a los libros con la intención de mejorar su vida, sino de prescindir de ella; que no considera a los libros una parte de la existencia, sino otra existencia superior que arrojo con mi honda contra la vuestra.