...Goethe también era un gran partidario de las traducciones, igual hasta demasiado:
Por lo que hace al griego, latín, italiano y español, podemos leer sus mejores obras en traducciones alemanas tan perfectas, que, a no perseguir un fin especial, no tenemos ningún motivo para gastar mucho tiempo en el fatigoso aprendizaje de esos idiomas. Es propio de los alemanes estimar lo extranjero en lo que vale y acomodarse a particularidades extrañas. Esto y la gran flexibilidad de nuestro idioma hace que las traducciones alemanas sean totalmente fieles y acabadas. Y no puede negarse que, en general, con una buena traducción puede hacerse mucho. Federico el Grande no sabía latín, pero leía a Cicerón en la traducción francesa tan bien como nosotros en el original.