PARA MI sorpresa, ni Lorca ni Broma están muy interesados en el patio de Bardot. Tras una primera semana con curiosidad en la que tuvieron alguna aventurilla, ahora ya no les entran ganas de salir aunque les deje la puerta abierta.
Yo es que alucino de cuán exactamente se parecen mis gatos a mí. Ellos también parecen embebidos en su propia película, y nada ajeno a su trama despierta su atención.