martes, 21 de octubre de 2025

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EN EL análisis que Sergio Pitol dedica a Goncharov en La casa de la tribu, adjunta estas líneas de Historia de la literatura rusa, de D. S. Mirsky:
Oblómov era voluntariamente, y así fue reconocido por el mundo, la encarnación de todo un aspecto del alma rusa, o, mejor dicho, del alma de la nobleza rusa, con su lastre de holgazanería e ineficacia. Oblómov tiene un alto sentido de los valores, está abierto a cualquier aspiración generosa, pero es incapaz del mínimo esfuerzo y es reacio a toda disciplina.
Esto que dice Mirsky es una tontería muy grande, y eso que no fue un autor nacionalista. Hablar de alma rusa es una ficción, pero en todo caso, si existe algo aproximado que la encarna, igual es la facilidad con que los rusos se han entregado al carnicero de turno a lo largo de la historia, llámese Ivan el Terrible, Pedro el Grande, Stalin o Vladimir Putin. ¿En serio es estrictamente rusa la persona llena de idealismo y generosidad que nunca llega a nada debido a su holgazanería e indisciplina? Al señor Mirsky le hubiera bastado con darse una vuelta por España y Latinoamérica para encontrarse con millones de Oblómovs.